domingo, febrero 27, 2005

-.Desde aquí.-


…y en cada palabra que leo aparecen dos de las letras de tu nombre, me conformo con imaginar las calida brisa que desprende tu sonrisa, imagino tu cabello, tus manos tibias y el universo profundo de tus pupilas.

Sonrío y suspiro a la vez ante tus elocuentes repuestas, a veces cierro los ojos y en un fugaz viaje a la velocidad de la luz me desplazo a tu lado para admirarte allí sentada en mi imaginación. Sin estar dormido sueño con tenerte al menos al alcance de mis ojos para tal vez así aspirar a acercarte a mis labios y en distancias acortadas por coincidencias surgen ilusiones alguna vez fantaseadas mientras soñaba.

En esos momentos no existen silencios, solo breves parpadeos de espacios blancos en gotas de tiempo y de repente vienen otra vez nuevas promesas de que vendrán dos de las letras de tu nombre acompañando tus graciosas expresiones.

A escondidas miro las líneas de mis manos tratando de encontrar algún cambio y una señal que me diga que no estoy equivocado, que eres real, como tu nombre provisto de la capacidad de iluminar mi rostro, como tu magia jamás encontrada, descubierta o explotada.

Mientras escribo me imagino masajeando suavemente tus pequeños pies mientras jugueteas entre las sabanas blancas y lanzas besos suicidas que sortean moléculas de aire antes de estrellarse en mis labios, sueño con perderme extasiado entre tus conversaciones con tazas de café y cigarrillos mentolados, anhelo paseos de pies descalzos en arena humedecida por las olas del mar y darte las buenas noches con un beso calido en tu espalda.

…y así, a cada hasta luego, salgo a la calle tomando tu esencia de mi mano, enciendo un cigarro, levanto mi cara para mirar a la luna y le pido que una vez mas se prenda de tu ventana, para que antes del amanecer venga a contarme tus sueños.

Luis Gonzalo Hernandez Zamora

jueves, febrero 24, 2005

-.Aquélla tarde en el café.-

Con una taza de café entre tus manos y algunos centímetros de esperanza en tus ojos, tus labios pálidos mas que rojos y con el pelo suelto cayendo sobre tus hombros, dejabas de notar la ausencia de motivos para enamorarte, notabas a distancias difusas las notas del músico callejero que se arrinconaba detrás de su sombrero vacío, a lentos cuadros por segundo iban pasando los rostros sin historia de las personas en la calle, suspirabas anhelos encontrados, suspirabas futuros de minutos soñados, suspirabas tal vez besos deseados. Con la elegancia de una adolescente encendías un cigarro y arrojabas el humo hacia arriba sin percatarte siquiera de cómo intentaba llamar tu atención dibujando fantasmas antes de tocar el techo.

Aquella tarde en el café, aquella tarde de miradas a cortas distancias, encontré recuerdos de años venideros, conversamos entre murmullos de cucharas mareadas, fumamos, sino la pipa de la paz, si la de la esperanza, instituimos nuevas festividades al calendario oficial, engendramos sueños de paseos de luna y amaneceres de sabanas revueltas, aquella tarde en el café, aquella tarde en que el tiempo goteaba, jamás la voy a olvidar.

Luis Gonzalo Hernandez Zamora

martes, febrero 22, 2005

-.¿Y si se me acaba la tinta?.-

Hay aún tantos pedazos de ilusiones dando tumbos de agonía en mi cabeza, tantas promesas rotas que se han vuelto una maraña de piezas de un rompecabezas incompleto que si mi tinta se termina, podría no articular las palabras correctas en cada momento de sinceridad.

No se si realmente pueda asumir las responsabilidades de dicha situación, dibujar recuerdos que jamás pasaron con pedacitos de viento nunca ha sido mi especialidad. Tengo guardado todavía un adiós que nunca dije y dos palabras que esperaba escuchar, de que otra forma podré cantarlos, plasmarlos y arrojarlos al mar.

En filas intranquilas parpadean a mí alrededor palabras nunca pronunciadas, confusiones no aclaradas y más de una suposición en ningún tiempo comprobada, de que manera podré ahora soplarlas y observar como se plasman en lo que nunca he llamado mi verdad.

Cuando la luna se apodera de tu ventana aun viene tosiendo entre el humo de mi cigarro a contarme tus sueños y anoche noté un reflejo pensativo en mi taza de café que me miraba recordándome aquella geografía de tu cuerpo que jamás pude explorar.

Tengo cientos de canciones escuchadas y una permanente ausencia de tu risa en mis oídos que aun necesito garabatear, aquella inspiración de la que una vez hablé me está pidiendo una tregua de libertad, me toca a mí ahora regresar tal vez sin avisar, aunque eso implique romper viejas normas de moral.

Si mi tinta se acabara, te aseguro que eso no significaría mi final, aun me quedan lágrimas sin llorar, aun me queda mi espada y si es necesario sangre en el cuerpo para poder continuar.

Luis Gonzalo Hernandez Zamora

lunes, febrero 21, 2005

-.Me quedé con tu reflejo.-

Me dejaste sin cielo, sombra y horizonte, desde aquella vez que mis ojos se abrieron para mirarte, me quedé con tu reflejo, ahora puedo verte en todas direcciones, te proyecto en el techo de mi cuarto, en las nubes de algodón, en las palmas de mis manos, dentro del cajón de mi buró y junto a mí… en mi almohada.

Con los ojos cerrados te veo allí, aquí, dentro de mí, ¿Qué harás tú?, transparente, difusa, sin reflejo.

Te quedaste recostada en mis pupilas y jamás volveré a llorar, me da miedo que te escapes colgada de una lágrima, que resbales por mis mejillas y justo al llegar a los labios me digas adiós.

Me dejaste solo el canto, de madrugada, para arrullarte mientras descansas recostada por debajo de mis pestañas.

Me quedé con tu reflejo, como quisiera regresar… por un beso.

Luis Gonzalo Hernandez Zamora

viernes, febrero 18, 2005

Un recuerdo que dejo

¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mí sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores
Dejemos al menos cantos.



Nezahualcóyotl

jueves, febrero 17, 2005

-.Bocanadas de verdad-.

Solo son lienzos de humo, que como silencios bajo la luna flotan a mí alrededor absorbiendo las notas más agudas de mis pensamientos, de mis pensamientos garabateados entre sordos oídos de piel, entre sedientos ojos de pasión.

Solo son mis eternos compañeros en mis viajes renuentes de plegarias, en mis cantos de madrugada deletreados a distancia. Fluyen entre pesadas gotas de tiempo, bendiciendo los vacíos entre palabras.

Me decían ser la cura a la inmortalidad, pero lo que han logrado es solo perpetuidad, denegando el olvido a mis botellas lanzadas al mar.

Solo son instantes de humo, bocanadas de verdad.

Luis Gonzalo Hernandez Zamora

martes, febrero 15, 2005

-.Cuando mi tristeza se canse.-

Cuando ya no pueda más,
dejaré caer trombas de tristeza bajo mi sombra,
arrojaré vacíos de esperanza contra el pasado,
derramaré cantos de lagrimas sedientas entre la tierra,
despertaré silencios ahogados entre gritos.

Dejaré de correr en círculos,
plantaré mis pies firmes sobre la tierra
y descansaré todo el peso de mi inmortalidad sobre tu espalda.

Luis Gonzalo Hernandez Zamora

sábado, febrero 12, 2005

Los Intelectuales

En un lejano lugar retacado de nopales
había unos tipos extraños llamados intelectuales
se la pasaban leyendo para ser sabios y doctos
pues no querían seguir siendo vulgares tipos autóctonos

los veías en los cafés llenos de libros profundos
y en eventos culturales oían conciertos rotundos
constantemente escribían poemas y cuentos cortos
y aunque no los comprendían se quedaban como absortos

si veías tal escritura te ibas bien apantallado
porque con tal estructura te quedabas asustado
no sabían si eran marcianos, mexicanos o europeos
ángeles, diablos o enanos, cardiacos o prometeos

Y así estos tipos extraños siempre estaban vacilando
y hasta cuando iban al baño se la pasaban pensando
pensaban cuando comían, en la escuela, en el camión
pensaban cuando dormían, pensaban en el avión
Y entre tanto pensamiento, análisis y estructura
decían conocer la neta y hasta también la locura
pero al llegar a su casa peleaban con su mujer
sintiéndose de otra raza nunca daban pa comer

Y así en un lejano lugar retacado de nopales
había unos tipos extraños llamados intelectuales
Y en un lejano lugar retacado de nopales
había unos tipos extraños llamados intelectuales
Y aquí en un lejano lugar retacado de nopales
había unos tipos extraños llamados intelectuales.


Rockdrigo González (El profeta del nopal)

jueves, febrero 10, 2005

-.Voy a liberar un beso.-

A veces solo son gritos ahogados en silencio, a veces, se revuelcan con mis pensamientos, a veces, no gritan, a veces… lloran.

Son solo…no se…pero…gritan, vuelan, duelen, cantan, piensan, lloran, viven, añoran, luchan, no mueren, nacen, agonizan, corren, suben, no ríen, necesitan, rezan, suspiran, sueñan, recuerdan, a gotas, padecen, transcurren, desfilan, pierden. Son…quizás…solo un manojo de sentimientos mal acomodados, perdidos, ignorados, heridos, golpeados, tristes.

Entre tanta indiferencia, hay algo que ha sido injustamente ignorado. Un beso, que se niega a marchitarse, un beso prometido, jamás entregado, que continúa añejándose entre los rumbos de la cansada espera de tus labios.

Tembloroso, agazapado detrás de mis labios, negándose a contaminarse de la verdad, colmado de ternura, abrazado al recuerdo de tu voz, prendido aún de aquella noche en que me cantaste mientras me veías fijamente a los ojos.

Un beso, cautivo de tu olvido, adorador de tu boca, tal vez ignorante de tu desdén, formado a partir de dos palabras, una mirada y una canción.

No tengo el valor para negarle su libertad. Podría solo dejar el tiempo gotear con la esperanza de que algún día, pueda entregártelo. Podría tratar de mantenerlo puro, sin lagrimas ni reproches. Podría tal vez arrinconarlo, aislarlo dentro de otra burbuja, dejar que se haga viejo o tal vez inmortal.

O tal vez…la próxima vez que te vea, por fin lo pueda liberar, por fin pueda dejarlo brotar despacio, al compás del tiempo jamás recuperado, a la luz de su terminada espera, poco a poco estrellarlo a pausas en tu boca, dejar que reviente a emociones amontonadas, hasta que tus labios le dicten un descanso digno a su devoción.

Luis Gonzalo Hernandez Zamora
De fondo "May it be", Enya

viernes, febrero 04, 2005

-.Lecciones olvidadas.-

Heme aquí otra vez, jugando con consonantes, desafiando al olvido con viejas tácticas de tinta, tal vez…tratando de ignorar tus desdenes con pasos retorcidos.

Aprendí, tal vez sin desearlo, a difuminar ideas con los dedos de mi mano izquierda, aprendí también, a dibujar canciones en lienzos de humo, a mostrar sin pretextos mis sentimientos, a saborear sin remordimientos cada vez que se ocultaba el sol.

Aprendí que a cada paso que daba las líneas de mis manos siempre tomaban un rumbo diferente, que cada vez que respiraba me hacia mas bien a mí que a ti, que sin saber de reglas ortográficas bien podía cantarte dulcemente al oído.

Aprendí que no es suficiente saber leer, que a algunas personas les hace más falta saber sentir. Que no hace falta saber hablar sino aprender a escuchar.

Aprendí, a no dejarme seducir por la muerte, a caminar a su lado sin tomarla de la mano, a mirarla a los ojos sin estremecerme nunca más, a dejarle fumar de mis cigarros.

Aprendí también, que puedo ser tan bueno como el mejor, que el embrujo de una sonrisa, solo se cura con otra más grande y más sincera, aprendí que entre lágrimas, por muy gruesas que estas sean, siempre hay lugar para construir una nueva ilusión.

Aprendí que no necesito conquistar el universo, porque ya me pertenece, que nunca esta de más regresar de vez en cuando a recoger viejos pasos marcados por los caminos andados.

Aprendí que muchas cosas ya las sabía, solo necesitaba….recordar.

A pesar de todo, lo que no he querido aprender, es a no confiar tanto en las personas.

Luis Gonzalo Hernandez Zamora